Transformar las estructuras del transporte público

Por Arq. Gabriel Michel Estrada.

Transformar las estructuras del transporte público

Una mala práctica urbana en nuestra ciudad es sin duda el sistema de organización actual del transporte público. Décadas de denuncias, marchas, promesas, ajustes tarifarios… y la problemática sigue creciendo. Sin embargo es el sistema que mueve a más del 60 % de la población. No se trata sólo de mover personas, sino de moverlas con eficiencia y de manera económica. Son muchos los actores involucrados en el tema: usuarios, choferes, concesionarios -que los hay desde minoritarios hasta acaparadores-, sindicatos, funcionarios, políticos; y en él se conjugan múltiples factores que abarcan los terrenos de lo legal, la infraestructura, el diseño, las empresas, las políticas públicas, entre muchos otros.

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No es reduciendo la tarifa o haciendo rodar cabezas de funcionarios, ni metiendo en la cárcel a choferes imprudentes o indemnizando a víctimas como se debe afrontar el problema del transporte público. No se puede combatir sólo con pequeños ajustes al modelo que lleva operando tantos años y que no ha tenido capacidad de respuesta para el desarrollo de la ciudad ni para los modelos eficientes de movilidad que se presentan en la actualidad.

La problemática del transporte público de la ZMG se abatirá sólo si se transforma desde sus estructuras de base con la participación de todos los involucrados y tomando en cuenta los factores que inciden en la movilidad. Esto significa que se debe pensar y actuar de una manera totalmente distinta a como se ha venido actuando. No se trata de idear un modelo a partir de la nada; las buenas prácticas existen y se puede partir de ellas; el Estado cuenta con estudios técnicos profesionales sobre el tema; se cuenta con posibilidades de acceder a recursos financieros. Falta sólo una de las siguientes dos acciones para poder acceder a una absolutamente nueva y eficiente forma de moverse en la ciudad: voluntad política o manifestación mayoritaria de la ciudadanía para construir un modelo de ciudad diferente.

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Pensar en esta transformación desde la base de las estructuras de la problemática significará dar espacio a todos los modelos y sistemas de movilidad, esquemas tecnológicos  avanzados, involucrar a todos los actores, cumplir las disposiciones legales, construir infraestructura adecuada, adquirir y mantener unidades de transporte correctamente diseñadas para su uso, pero sobre todo tener como fundamento de partida, que la movilidad de las personas es un derecho humano y que por lo tanto debe concebirse como un servicio y no como un negocio. En este modelo de desarrollo, cabe plantear el esquema económico social en el que todos ganan. Sí se puede.

Estos temas serán abordados en próximas entregas.

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