Por. M. Arq. Benjamín Ibarra Sevilla
Las ilustraciones que remplazan la palabra escrita
Los dibujos de las páginas profusamente ilustradas del décimo libro del Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún[1] incluyen imágenes de los trabajadores dedicados a la construcción de edificios durante el siglo XVI. El libro está dedicado a los “vicios y las virtudes”del gremio de la construcción entre otros y explica, en pocas palabras, las buenas y malas practicas de los talladores de piedra, albañiles y carpinteros indígenas:
“El cantero tiene fuerzas y es recio, ligero, diestro en labrar y aderezar cualquier piedra. El buen cantero es buen official, entendido y hábil en labrar piedra, en debastar, esquinar y bender con la cuña, y hacer arcos, esculpir y labrar la piedra artificiosamente. También es su oficio trazar una casa, hacer buenos cimientos y poner esquinas, y hacer portdadas y ventanas bien hechas, y poner tabiques en su lugar. El mal cantero es flojo, labra mal y viesamente y en el hacer de las paredes no las fragua, hacelas torcidas o acostadas a una parte y corcovadas”
Hojeando las páginas del Códice llaman mucho la atención los dibujos que ilustran sus páginas. Entre los numerosos estudios centrados en la naturaleza estilística de las ilustraciones del Códice, Ellen Baird señala la importancia de la imagen en el mundo precolombino y explica cómo Sahagún utiliza esta tradición indígena de representación para ilustrar el trabajo que él coordinó.[2] Gran parte de los libros del Códice Florentino contienen texto en español y náhuatl, sin embargo, al recorrer sus páginas uno se da cuenta de que en varias partes se remplaza con dibujos el espacio que debía ocupar el texto en español. Baird también sugiere que la función de los dibujos es para proporcionar información verbal y no para “adornar”el texto. En otras palabras, el texto en español fue suplantado por los dibujos, que, en esencia, se convierten en el texto mismo.
Debido a mi interés en la arquitectura construida con piedra durante esta época de México me ha llamado la atención una figura incluida en el apartado del «cantero» que se encuentra dentro de las páginas de códice. Observemos esta ilustración con detalle pues, en mi opinión, muestra elementos claves de la transferencia de tecnología de la construcción que se dio en esa época.
Figura 1. Imagen de indígena mexicanos participando en las tareas de extracción y labrado de piedra. Códice Florentino de Bernardino de Sahagún siglo XVI.
Primero nos damos cuenta de que el artista eligió un paisaje de fondo, este paisaje representa un banco o mina de cantera o piedra. Pequeñas rocas redondeadas están esparcidas en el lugar que servían para rodar grandes piezas de piedra con el fin de moverlas de un lugar a otro. Los personajes de este dibujo, al parecer indígenas, desarrollan actividades de talla de piedra utilizando diferentes herramientas como los palos largos que les sirven como ayuda para liberar las rocas de la colina. El centro de la imagen muestra un par de hombres trabajando la piedra, es decir, dos canteros, ambos vistiendo faldas cortas y ambos utilizando herramientas de trabajo. Notamos que estos dos canteros se dedican a la talla de lo que parece ser trozos regulares de piedra. Ahora vamos a el primer plano de la imagen, ya que estos personajes son de especial interés. Estos personajes en primer plano representan a dos canteros realizando tareas de cantería, las piezas que están tallando parecen estar finamente terminadas y seguramente serán colocadas dentro de un edificio. Ambos están vestidos de blanco, a la izquierda encontramos un cantero que es similar al del resto de los personajes en el dibujo, lo que sugiere que es un cantero indígena. Por otro lado, a la derecha encontramos un cantero cuyas características físicas sugieren algo diferente. Este cantero lleva camisa de manga larga, pantalones y un sombrero. Mirando con atención este singular personaje también podemos identificar que es un cantero tallando una piedra mas refinada y con herramientas especiales, mientras que los otros canteros de la imagen están realizando actividades más rudimentarias.
De la descripción anterior surgen algunas preguntas: ¿Porqué fue que el artista que ayudó a Sahagún retrato a este hombre de una manera diferente? ¿Era diferente a los albañiles indígenas? ¿Qué revela este dibujo sobre de la transferencia de tecnología desde España a México?
Las bóvedas nervadas construidas en la Mixteca Oaxaqueña durante el siglo XVI
Las iglesias de Santo Domingo Yanhuitlán, San Pedro y San Pablo Teposcolula, y San Juan Bautista Coixtlahuaca en Oaxaca se encuentran entre las pocas estructuras en el territorio mexicano construidas con bóvedas nervadas tardo-góticas en el siglo XVI. Los sistemas de abovedamiento de estas monumentales piezas de arquitectura muestran una construcción precisa, basada en métodos de construcción europeos implementados fundamentalmente durante el gótico tardío. Las bóvedas de estas iglesias ofrecen un amplio espectro de la transferencia de tecnología que se desarrolló en México, ya que fueron construidos con rigor geométrico y soluciones complejas cantería. Estas estructuras son un ejemplo significativo de la interpretación local de los principios constructivos, indicando el proceso simbiótico de las técnicas de construcción indígenas y la geometría europea aplicada.
Leyendo los textos de Kubler, Mc Andrew y otros importantes estudiosos de arquitectura del siglo XVI en México, nos damos cuenta que mientras se fue estableciendo el Virreinato llegaron especialistas de Europa para diseñar y supervisar la construcción de grandes complejos monásticos.[3] En la región de Oaxaca estos conjuntos monásticos se originaron por los monjes de la orden mendicante dominica. Sin embargo, cuesta trabajo entender que estas obras tan colosales se llevaron a cabo sin la contribución indígena. La realidad es que la gestión, recaudación de fondos, y mano de obra que ofrecieron los pueblos indígenas fueron clave para poder concluir la construcción de las grandes iglesias, capillas y monasterios. En la Mixteca, por ejemplo, la producción de seda y grana cochinilla y los recursos obtenidos a través del comercio ayudaron a las cofradías para recaudar los fondos y contribuir a la construcción de las nuevas iglesias
Las iglesias de la Mixteca fueron obras muy suntuosas y muy costosas en su momento, las bóvedas nervadas solo se construyeron cuando los monjes querían una solución constructiva durable y lujosa. Cada bóveda construida dentro de estas joyas arquitectónicas de la Mixteca revela que la práctica de la cantería en México se llevó a cabo con el mismo rigor atribuido a los edificios europeos. Los mixtecos fueron capaces de aplicar con refinamiento las avanzadas técnicas de tallado de piedras necesarias para construir bóvedas complejas. Como resultado de las líneas, la geometría, y las soluciones constructivas utilizadas en estas bóvedas mixtecas, puedo afirmar que cada bóveda presenta una resolución volumétrica única, mismo que indica que tres arquitectos diferentes participaron en el diseño. Si bien el misterio de la autoría de las iglesias de la mixteca no queda resuelto, puedo afirmar que arquitectos experimentados con conocimientos de cantería y sistemas abovedados concibieron cada una de las iglesias independientemente.
Figura 3. Planta y sección de la capilla abierta de Teposcolula
Ahora vayamos a los edificios. Primero comencemos con la capilla abierta de San Pedro y San Pablo Teposcolula. En este edificio la combinación de la monumentalidad y la experimentación muestran una disposición única de los elementos arquitectónicos creando una composición espacial compleja. Este edificio fue una respuesta a la transformación inicial del culto religioso y se configura como una sola nave que abre su lado largo hacia el atrio donde se congregaban los numerosos indígenas que asistían a la ceremonia. Siguiendo un esquema simétrico, la capilla alberga una bóveda nervada con una base hexagonal que cubre el área designada para el altar. Una característica peculiar de este edificio es que gran parte de los elementos de soporte son columnas, creando una planta muy abierto. La capilla abierta de Teposcolula es el mejor ejemplo del sincretismo cultural que tuvo lugar durante el siglo XVI en la región Mixteca. El esquema distintivo del edificio se resuelve con audacia técnica y una artesanía refinada. Su bóveda hexagonal es sinónimo de la vanguardia tecnológica del siglo XVI.
Ahora veamos las iglesias de Santo Domingo Yanhuitlán y de San Juan Bautista Coixtlahuaca. Para revisar estas iglesias primero tenemos que recordar que el esquema de una nave en las iglesias del siglo XVI permitió una solución relativamente simple, que proporcionó varias ventajas constructivas y compositivas. La planta del edificio es fácil de definir y evitar complicaciones en el proceso de construcción. Al contrario de una basílica que requiere columnas, la principal idea de la iglesia de una nave era la de construir una gran “caja.”Para construir los muros de esta caja no se requerían de altos niveles de especialización. Este esquema sería adecuado para el uso de cualquier tipo de sistema de cubierta incluyendo bóvedas de crucería de planta cuadrada. El diseño de la iglesia de San Juan Bautista Coixtlahuaca fue resuelto con cuatro cuadrados modulares de longitud 12.5 m, y un ábside de medio octógono (Figura 5). Esta iglesia incluye contrafuertes hacia dentro formando una serie de arcos en las paredes laterales en los que se apoyan los altares pequeños y que se conocen comúnmente como capillas cripto-colaterales (Figura 6). La planta de la iglesia de Santo Domingo Yanhuitlán muestra cuatro cuadros de 14 m cada uno y un ábside semicircular (Figura 7). Las paredes interiores de esta iglesia son completamente planas, proyectando los contrafuertes hacia el exterior (Figura 8). Dado que ambas iglesias fueron construidas bajo el esquema de una sola nave, la complejidad de la construcción residió en los sistemas de bóvedas que conformaron el techo.
Figura 5 Planta y sección de la iglesia de San Juan Bautista Coixtlahuaca
Figura 6 Vista interior de la iglesia de San Juan Bautista Coixtlahuaca
Figura 7 Planta y sección de la iglesia de Santo Domingo Yanhuitlán
Figura 8 Vista interior de la iglesia de Santo Domingo Yanhuitlán
Los tres edificios mencionados anteriormente son el resultado de la asimilación de los procedimientos de construcción europeos en el territorio mexicano, particularmente en la región de la Mixteca. Sin embargo debemos de reconocer que los pueblos indígenas tenían sus propias tecnologías y métodos de construcción, mismos que pueden observarse en muchas de las ciudades prehispánicas. Aun cuando los canteros indígenas sabían labrar la piedra estaban obligados a aprender a tallar y construir arcos y bóvedas de acuerdo con los métodos de construcción desarrollados en el contexto europeo. Debido a que la comunicación verbal estaba limitada por la diferencia de idioma, la transmisión de conocimientos se logró a través de la puesta en práctica de los problemas de geometría y por el conocimiento tácito aprendido a través del ejemplo. Los métodos basados en el quehacer mismo fueron la estrategia didáctica para enseñar a los indígenas. Copiar, observar, juzgar y ensayar debieron haber sido las tareas más comunes que intervenían en la formación de un trabajador encargado de llevar a cabo la construcción de las estructuras nunca antes vistas en el continente americano.
De la pictografía a los edificios, transferencia de tecnología de la construcción
Ahora volvamos a la ilustración del siglo XVI sobre los canteros representada en el códice de Sahagún. Recreando la historia desde esta pictografía podemos identificar un escenario que nos permite sugerir que la figura que lleva la camisa de manga larga, pantalones y sombrero en la ilustración de Sahagún podría haber sido el maestro de obras de Europa que vino a enseñar a los canteros indígenas. Su vestimenta es muy similar al traje del cacique indígena «Don Domingo» dibujado en el Códice de Yanhuitlán. El historiador Kevin Terraciano ha identificado esta vestimenta como piezas de ropa española.[4]Él está haciendo el trabajo más refinado y está enseñando con el ejemplo el arte de la cantería. El cantero indígena sentado al frente de él está trabajando en una pieza de forma regular, sugiriendo que podría tratarse de un aprendiz. Este ejercicio de la transmisión de conocimientos sobre la cantería no fue diferente a la forma en que los Europeos enseñaban a sus aprendices. Los canteros, como muchas otros gremios basados en trabajo artesanal, se han enseñado con el ejemplo, dejando que el aprendiz adquiera las habilidades gradualmente.
Una vez que los arcos y bóvedas fueron introducidos en el repertorio autóctono de elementos constructivos las tareas involucradas en la construcción de este tipo de estructuras debieron haber sido una tarea muy excitante para los canteros indígenas. Como sabemos, el uso de rueda utilizado como un artefacto de transporte por las culturas prehispánicas aun esta en discusión. Por lo tanto, el círculo se dedicaba a la imagen que denotaba poder, comúnmente relacionadas con la religión y el estatus social. El arco, como elemento constructivo era completamente nueva para ellos y el proceso de forjar y colocar piedras en forma de cuña en forma circular debió haber sido un fenómeno que adquirió un significado simbólico. Este elemento de construcción podría haber ayudado a los monjes para motivar a los caciques a incitar la participación de la comunidad indígena en la contratación de los proyectos. Los indígenas fueron sin duda cautivados por las nuevas estructuras y los caciques se entusiasmaron con la idea de construir estos “espectaculares”templos. Inclusive se puede sugerir que los gobernantes locales vieron estos templos como representaciones de su nueva condición social y su legado a la sociedad en transformación.
Al observar los métodos de construcción precolombinos y las tareas prácticas que intervienen en la talla de piedra de arcos y bóvedas, podemos concluir que la transferencia de tecnología de la construcción de Europa a las Américas en el siglo XVI se limitó a la construcción de sistemas abovedados y a la construcción de estructuras de mampostería basadas en el arco. Esta transferencia no se logró a través de documentos escritos, sino a través de la experiencia. Este proceso debe de haber asumido una serie de métodos de enseñanza bilingüe basado en la geometría práctica y la enseñanza se llevó a cabo en entornos donde había un maestro y varios aprendices. Las características de los edificios y sus sistemas de bóvedas requirieron especialistas que se formaron poco a poco entre 1550 y 1580. Este grupo experto de canteros fue capaz de comprender la naturaleza la piedra y fue capaz de lograr un trabajo cantería muy sofisticado. La medida en que las manos de los indígenas mexicanos marcaron una diferencia en el proceso de labrado de piezas para bóvedas debió haber sido muy poca. Sin embargo, los pueblos indígenas deben haber tenido un enorme impacto en los procesos que involucrados en la construcción, tales como la extracción de piedra, el transporte y la logística de operación. La combinación de este conjunto de habilidades y métodos de construcción europea permitió dominar la nueva tecnología a los canteros locales, logrando un rendimiento de alta calidad, excepcional en la construcción de sofisticadas bóvedas nervadas. Hubo una estrecha participación de los pueblos indígenas relacionados con el diseño y la construcción y hubo una gran movilización de la gente, una gran actividad de construcción en la región que puede ser comparable a otras grandes empresas llevadas a cabo por civilizaciones históricas de otras partes del mundo.
[1]Bernardino de Sahagún (1499-1590) fue un fraile franciscano conocido por su trabajo etnográfico durante el siglo XVI en México. Se le conoce por su trabajo: Historia general de las cosas cuyo componente mas famoso es el llamado Códice florentino.
[2]Baird, Ellen T. (1987) Sahagún’s Codex Florentino: The Enigmatic A. Ethnohistory, Vol. 34, No. 3 Duke University Press, 288-306
[3]Kubler, George. (1982) Arquitectura Mexicana del Siglo XVI. Fondo Cultura Económica. México.
[4] Terraciano Kevin. (2004) The Mixtecs of Colonial Oaxaca. Stanford University Press. pp 32-33
M. Arq. Benjamín Ibarra Sevilla
The University of Texas at Austin
b.ibarra@utexas.edu
Muy interesante la transferencia tecnológica y artesanal europea que abrió novedades constructivas muy bellas, sin embargo, me permito soslayar que en toda la zona mesoamericana existía ya desde miles de años atrás una tradición arquitectónica y plástica de enfoque diferente y muy bella también. En este momento, existen ocultas bajo el terreno insospechadas muestras de ello.
Muy buen artículo. Se unió la sabiduría Mixteca con la nueva tecnología. Un saludo.