Por Arq. Lilliane Irene Ponce Gutiérrez
Jueves 21 de agosto del 2014
Eran las 12:30 pm cuando recibí la llamada, urgente y desesperada, de Mónica González Aguilar: 500 wixarikas habían llegado a la ciudad, pedían justicia, que les devolvieran sus tierras… un proceso legal que tiene años y años y años… En su desesperación todos vinieron -mujeres y niños también-, había una necesidad urgente: comida y cobijo, y una deuda centenaria: despojo y exclusión.
Ante la llamada de Mónica me quedé paralizada; ¿qué hacer? lo único que se me ocurrió fue decirle: vénganse, pero pronto, los chavos salen de clases a la 1:00; llegaron diez minutos más tarde; era una comisión de cinco; entramos al salón, les pedí a los alumnos que se integraran, que pasaran a la parte posterior, y ellos pasaron al frente y nos explicaron que no quieren molestar, que sólo quieren que les regresen sus tierras: son sagradas, son las tierras nuestras, de nuestros antepasados, nos dijeron.
“Esa imagen de jóvenes universitarios como en asamblea, escuchando atentos a estos representantes del pueblo wixarika… es memorable. Captaron la emergencia, la legitimidad de esta lucha y la necesidad de dar apoyo inmediato. Fue conmovedor que independientemente del mediano y largo plazo, de desear entender quién es responsable y cómo… sacaran la canasta y la nutrieran”, me comenta Mónica.
La generosidad de los alumnos de la ESARQ me conmovió hasta los huesos: 1,500 pesos en cinco minutos y un plan para entregar al día siguiente por la mañana, por lo menos 600 lonches; cada uno podríamos hacer diez en nuestras casas. Por fortuna estos últimos ya no se necesitaron, un acuerdo logró que pudieran regresar a casa esa misma noche.
La emergencia de alimentación y cobijo para este día terminó; las desigualdades y la injusticia no. ¿Qué sigue? Yo creo que podemos trabajar por un futuro más solidario y equitativo desde la personas, desde la sociedad y desde la arquitectura. Sí, Mónica, festejemos, ¡Hay esperanza!
Todos somos mexicanos, no los dejemos solos…
Lilliane Ponce
Wow!! Felicidades a la Esarq, sus directivos y sus alumnos por tan importante obra, no cabe duda que todavía hay buenois mexicanos, que no todo es mala afuera, que con apoyo y lucha se puede hacer muchisimo… Ojalá se les pueda ayudar más… Si es a´si yo me sumo… Saludos!!