Por: Dr. Urb., Arq. José Javier Gómez Álvarez
El argumento último de los que apoyan el segundo piso de la Línea 3 del tren ligero es que “es en beneficio de la mayoría”, “por el bien común”, o peor aún, que “es imposible darles gusto a todos”; así han escrito varios en los diarios, más de algún arquitecto. Por lo que vale la pena preguntarnos: ¿Es justo que por beneficiar a la mayoría se afecte fuertemente a una minoría, pudiéndolo evitar? Es decir, ¿Que para ahorrarle costos y pesos a la mayoría, se despoje a una minoría, a la que se le cargue la afectación completa? ¿Es justo que los menos paguen todo? ¿Qué a éstos se les degraden sus barrios y colonias, se les afecten sus propiedades, se condene su calidad de vida y su futuro, habiendo otras y mejores alternativas?
¿No es más solidario y civilizado compartir esfuerzos y costos entre todos? ¿Y de igual manera, repartir los beneficios equitativamente? Por cierto, ¿Se le ha preguntado a esa “mayoría” si está de acuerdo, dispuesta o deseosa de afectar a la minoría? Aquí podemos llevarnos la primera sorpresa, si la supuesta “mayoría beneficiada” tampoco quiere el proyecto, no está de acuerdo con el segundo piso, ni menos quiere afectar a alguien. ¿Qué tal si la mayoría entiende el problema de los vecinos y está dispuesta a esperar algo más de tiempo por la “impostergable” infraestructura, y muy de acuerdo en que sus impuestos se destinen a ello? Es obvio, los afectados son sus parientes y sus amigos, no unos desconocidos ni unos marcianos.
¿En segundo piso la línea es más barata que subterránea? La respuesta es no, no es más barata, de hecho, es mucho más cara, si se considera integralmente. Si al mero costo de construir la infraestructura se le agrega el costo real de las afectaciones inmediatas y el precio de las oportunidades futuras que se pierden, como el tener una Vía Diagonal verde y sustentable, que contribuya a una Guadalajara futura más agradable y competitiva, la línea aérea se vuelve mucho más costosa, en todos sentidos, que la subterránea. ¿Por qué dicen entonces que por arriba es más barata? Muy simple, porque de momento el gobierno eroga menos dinero, ya que la factura complementaria, vía afectaciones, la pagarán los vecinos y el futuro de la ciudad. Reiteramos, si sumamos todos los costos, el segundo piso es mucho más costoso.

Metro de Chicago. Imagen de wikipedia.com
¿Que los segundos pisos no degradan? ¿Alguien ha visto en Guadalajara vida pública, un gentío bajo una infraestructura de este tipo? ¿Cuál es el estado bajo los segundos pisos en México DF o en Monterrey? En el urbanismo no hay recetas, pero sí evidencias. Si hasta en París, la ciudad referencial de los arquitectos, bajo algunas estaciones elevadas se ha dado inseguridad y crimen, sólo imaginemos en el contexto de Guadalajara.
¿Por qué la prisa por terminarla? ¿Alguien se ha puesto un tiempo límite a pesar de que los ciudadanos se hayan declarado dispuestos a esperar un poco más, y aspiren a algo mejor?
Entonces, ¿quién está a favor del segundo piso, si la mayoría no lo está? ¿Hay alguien a favor además de los promotores, que son apenas un reducido grupo de individuos ligado a los gobiernos y a los constructores? ¿Es correcto que a nombre de una hipotética mayoría, un grupo minúsculo afecte a tantos? Porque los habitantes de los barrios y colonias aledañas no son pocos, son digamos, una minoría nada “minoritaria”. Los que debieran ser los más entusiastas, paradójicamente, resulta que se consideran los afectados directos.