Por Alejandro Ramírez Ugarte
Esta es la cuarta entrega de una serie de reflexiones sobre la educación y el aprendizaje de la Arquitectura, que Alejandro Ramírez Ugarte compartirá con nosotros a través de este blog.
4– Los estudiantes en la ESARQ: el camino a la productividad responsable.
En el segundo año de estudios la sorpresa y la novedad han disminuido y los estudiantes tienen que sustituirlas con algo. Empiezan a entender el sentido de su trabajo, a gustarles ser productivos y a tratar de ser más eficientes en el uso de su tiempo; les interesa la aparición de asignaturas prácticas y los aprendizajes concretos (instalaciones, estructuras). Comienzan a elaborar la manera de vincular sus gustos, hobbies y pasatiempos con su futuro profesional como arquitectos: con su gusto por la arquitectura.
En este momento los estudiantes se encuentran al final de su proceso de identificación con la ESARQ, es decir, ya se asumen como parte de la institución y adoptan una mayor conciencia de sus deberes al estar en una carrera universitaria. Coincide también con el final de la transición de su adolescencia hacia la adultez, momento difícil y crucial que puede manifestarse como apatía o egocentrismo. Taller Integrador apenas comienza a adquirir sentido como una herramienta práctica y útil.
En el tercer año aparece la conciencia del camino recorrido y sus aprendizajes, así como el deseo de terminar toda la carrera dentro de esta escuela. En esta etapa podemos identificar algunos casos de estudiantes en situaciones opuestas, es decir, o van bien (se auto regulan y conocen y hacen uso de sus recursos) o van mal (no han aprendido aún a afrontar estados personales desfavorables como el desinterés, la frustración, el conflicto). Están comenzando también a dar muestras de responsabilidad adulta y profesional, teniendo en muchos casos éxitos que los motivan y, desde luego, fracasos difíciles de evadir y que tendrán que afrontar.
En esta etapa un buen grupo de estudiantes comienza a involucrarse en un trabajo formal. Esto es muy alentador: significa tener por primera vez los medios para financiar sus aficiones, aunque en algunos casos se puede producir un conflicto con la atención de sus estudios. La independencia y el aliento que acompañan al trabajo son una fuerte tentación comparada con el esfuerzo de estudiar; les es difícil comprender que les espera toda una vida de oportunidades y trabajo, pero que hoy lo que toca es graduarse.
En el último año los estudiantes se asumen plenamente identificados con la escuela e incluso orgullosos de formar parte de la ESARQ. En esta etapa ya se encuentran vinculados y reafirmados con la profesión de la arquitectura, incluyendo para algunos el hacer planes de algún postgrado. Ya se sembró la semilla de continuar su crecimiento de diferentes maneras y han adquirido una visión más amplia del mundo. En esta etapa confían más en sus potencialidades personales, como por ejemplo en su creatividad.
Los estudiantes son ya adultos jóvenes, habiendo dejado su etapa de adolescencia. Se muestran felices y satisfechos de terminar su carrera e independizarse económicamente. En esta etapa son más propositivos y menos quejumbrosos.
La mayoría de los estudiantes ya se encuentra laborando en un trabajo formal, iniciado por muchos desde semestres anteriores. Existe poca o nula deserción en estos semestres, a pesar de la carga de actividades, ya que le han dado prioridad a concluir sus estudios. La disciplina y auto regulación ya dejaron, en su mayoría, de ser un problema, como resultado de una mayor responsabilidad, reflejada en su quehacer y en su vida diaria.