Por Alejandro Ramírez Ugarte
Esta es la sexta entrega de una serie de reflexiones sobre la educación y el aprendizaje de la Arquitectura, que Alejandro Ramírez Ugarte compartirá con nosotros a través de este blog.
6– Reflexiones sobre ¿Qué es Arquitectura?
Al igual que los tratados de medicina, que incluyen solamente las anormalidades humanas y no a los humanos saludables, la historia de la arquitectura incluye solamente los ejemplos notables o sobresalientes. Es decir, sigue la lógica de los textos de medicina: sólo incluye las patologías humanas que se propone aliviar.
El origen de esta omisión se debe a que los árbitros de la selección han sido los pequeños grupos que tienen el poder de hacerlo: las élites políticas, militares, religiosas, económicas. Cada una de ellas tiene fines muy específicos y no siempre arquitectónicos o socialmente relevantes. Las edificaciones de las élites políticas buscan manifestar su poder, la inevitabilidad; las de los militares la impenetrabilidad; las religiosas el camino al Ser Divino y las económicas su solvencia económica incuestionable; todas estas cualidades o características muy alejadas de lo que Ignacio Díaz Morales en su tiempo diría que “compelen al acto humano perfecto” y de lo que los economistas o antropólogos modernos (y la ONU) llaman “calidad de vida”.
Stephen G. Breyer, miembro de la Suprema Corte de Justicia de los EUA y miembro del jurado Pritzker, comentó, con referencia a Shigeru Ban, ganador del Premio Pritzker del 2014, “…el mundo está lleno de miles de millones de personas, y la mayoría de ellas vive en condiciones en las que jamás van a ver a un arquitecto o un espacio diseñado por uno”, dijo. “El ver a un arquitecto de primera línea prestando atención a los necesitados de albergue emergente y construyéndoles edificios de la mejor calidad para satisfacer sus necesidades estéticas y humanas, es algo maravilloso.” O como el mismo Ban dijera: “No me interesa lo ‘verde’, ‘eco’, o ‘amigable con el medio ambiente’, sólo repudio el desperdicio”.
Otro galardonado con el premio Pritzker, el mexicano Luis Barragán Morfín, es el autor de varios desarrollos urbanísticos que afectaron severamente zonas de relativo valor ecológico: el bosque de Santa Eduwiges (Jardines del Bosque), el bosque de La Primavera (El Palomar), localmente, y el Pedregal de San Ángel (Bosques del Pedregal) en la ciudad de México. Seamos conscientes de esta consecuencia intrínseca al ejercicio de la profesión de arquitecto, precisamente la afectación del medio natural. Es nuestra opción hacerlo con responsabilidad y respeto; repudiando el desperdicio.
El arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, autor de una gran cantidad de construcciones distinguidas por su belleza, fue famoso por su arrogancia y egocentrismo. No era capaz de pedir la asesoría de técnicos especialistas. Sus construcciones tenían goteras y la terraza en cantiliver de su muy famosa Casa de la Cascada tuvo que ser reforzada estructuralmente cuando empezaron a aparecer grietas alarmantes.
Llamemos Arquitectura simplemente a todo aquello que fabrica el ser humano para su habitar integral, y no nos preocupemos por si va más allá de lo simplemente útil o de si es bello o de si es adecuado socialmente. El ser humano no puede, a fin de cuentas, actuar de otra manera. Por su naturaleza el ser humano no va a querer desperdiciar recursos sin un beneficio, no va a buscar la fealdad intencionalmente, no va a agredir intencionalmente a sus vecinos. Entendamos que no siempre nos van a agradar los resultados y que los productos de algunos profesionales de la arquitectura son mejores en varios sentidos y peores en otros.
No se trata de buscar la paja en el ojo ajeno, pero sí de alertar sobre la creencia de que por haber estudiado arquitectura tenemos el derecho de anteponer el prestigio de nuestra persona y de nuestra práctica profesional a nuestro deber de servir a la humanidad.
Recordemos que en nuestro actuar como individuos y como seres en sociedad somos falibles, nos equivocamos constantemente, sobre todo cuando emprendemos con entusiasmo una actividad totalmente nueva, como el estudio de la arquitectura. De esta forma podemos entender el aprendizaje como una corrección progresiva de errores, un proceso de purificación que nunca termina.
Gracias por sorprender a mi pensamiento pasmado y abrumado por los acontecimientos de esta ciudad. Estos artículos me mueven a ver más allá de mis narices , a moverme por otra persona más y para no dejarme caer en el conformismo. Muchas gracias ARU.
Gracias por sorprender a mi pensamiento pasmado y abrumado por los acontecimientos de esta ciudad.