Por: Arq. Oscar Nuñez Arellano
En junio del 2016 se anunció que la escultura de la Minerva necesitaba una urgente restauración debido a que desde el año 2014 se detectaron fracturas que ponían en riesgo su estabilidad. Este anuncio desató una fuerte polémica en torno a uno de los símbolos identitarios que más aglutinan a la sociedad tapatía: La Minerva.
En octubre de 2016, comenzaron los trabajos de restauración para la Minerva, por lo que propongo una reflexión sobre este relevante suceso para la ciudad. Desde el momento en que las autoridades municipales dieron a conocer que la escultura necesitaba de una urgente restauración con un monto tope de 8 millones de pesos llovieron las críticas. Desde posturas que clamaban que era mejor y más barato hacer una nueva Minerva, que era mejor cambiarla por una escultura “más local como Frida Kahlo”, los que reclamaban el exorbitante precio de la obra o los que afirmaban que en realidad no estaba en tan malas condiciones.
Todos ellos clamores que no hacen sino desahogar, a través del símbolo de identidad que representa la Minerva, síntomas de un malestar generalizado, una ciudad que clama por seguridad, por vialidades en condiciones transitables, alumbrado y un largo etcétera. Clamores que ponderan una necesidad sobre la otra. Es decir, ¿qué tan prioritario es frente a todas estas carencias de la ciudad restaurar una escultura que ahí esta, que ahí ha estado siempre?.
Para desentrañar la trama es importante conocer quiénes son los actores de este drama, comenzando por los históricos.
Nuestra primera actriz es por supuesto la diosa Minerva. Para la mitología grecolatina Minerva es hija de Júpiter, la cual nace de la cabeza fragmentada por un hachazo que le propinó Vulcano a Júpiter para calmar su dolor de cabeza. Minerva nace entonces de la hendidura en el cráneo de su padre, adulta y vestida. Es la diosa de la sabiduría, de la razón y de las guerras por causas justas. Además es la diosa de la perfección artística y protectora de las ciudades, la mas famosa de ellas: Atenas en Grecia; y por si fuera poco, es ejemplo de virtud y castidad. Los elementos iconográficos con los que se le identifica son: un rostro representado con un gesto serio y adusto, un yelmo romano sobre su cabeza, un manto sin mangas como vestido y una égida protegiendo su pecho, la cual es una coraza hecha con piel de cabra. Finalmente, en su mano derecha sostiene una lanza y en la izquierda su escudo, sobre el cual Minerva colocó la cabeza de la gorgona Medusa, regalo de Perseo en agradecimiento por su ayuda recibida en la batalla que libró contra Medusa.
Otro actor principal es el Gobernador Agustín Yáñez (1904-1980), quien hizo el encargo de construir el conjunto urbano que daría la bienvenida a la ciudad. Yáñez es uno de los gobernadores mas intelectuales que hemos tenido en la historia del Estado. Además de ser un destacado político, fue uno de los principales escritores del movimiento realista de la narrativa mexicana de principios del siglo XX, en donde destaca su obra clave Al Filo del Agua. Como Gobernador mandó construir numerosos edificios públicos destinados a enriquecer el legado cultural de Guadalajara.
Para la entrada de la ciudad, encargó al arquitecto Julio de la Peña, nuestro siguiente actor, crear un nuevo símbolo de entrada con la efigie de la diosa Minerva.
Julio de la Peña Lomelín (1917-2002), fue uno de los mejores y mas prolíficos arquitectos del funcionalismo mexicano. Fue el creador de notables obras en la ciudad como el conjunto de la Biblioteca Pública del Estado y la Casa de la Cultura (1959), ambas encargadas precisamente por Yáñez; además de una vasta producción de casas habitacionales, fue cofundador y profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara.
El arquitecto a su vez encomendó la creación de la escultura a nuestro último actor: Joaquín Arias (1913-2013). El escultor nacido en la Ciudad de México, y radicado en San Luis Potosí, estudió en la Academia Nacional de San Carlos. Su carrera como escultor se caracterizó por un estilo nacionalista, herencia de los grandes muralistas mexicanos, en donde el modelo estético no es ya una copia de los cánones grecolatinos, sino rostros indígenas, mestizos, mexicanos. El rostro de la Minerva de Guadalajara representa precisamente eso, una identidad mestiza, que integra los altos ideales simbólicos de la cultura grecolatina con rasgos identitarios mestizos, propiamente mexicanos.
Todos estos actores crearon este conjunto urbano en la confluencia de Avenida Vallarta y López Mateos, bajo la encomienda de establecer un nuevo símbolo de bienvenida para Guadalajara. Y para un pensador como lo fue Yáñez, su idea de ciudad estaba plenamente representada por la diosa Minerva. Su rol simbólico como protectora de las ciudades, y su representación de la sabiduría y de la perfección artística, se ajusta perfectamente a la Guadalajara soñada de aquel entonces, que incluso era conocida como la Atenas de México. Para una mente como la de Yáñez esta elección no fue fortuita, fue un acto consiente, un símbolo profundamente meditado, un símbolo ideal para dar la bienvenida a la ciudad de Guadalajara.
Para concretar esta idea, Julio de la Peña diseñó una enorme glorieta en cuyo extrarradio generaba una plazoleta -hoy demolida para dar cabida a mayor número de carriles para automóvil-, con un gran vaso de fuente equipado con chorros y caídas de agua. Dentro de éste, un podio sostiene a la escultura con las inscripciones “Justicia, sabiduría y fortaleza custodian a esta leal ciudad” por el poniente, y “A la gloria de Guadalajara” por el oriente. Al centro se ubica la basa, sustenta a la enorme escultura de la diosa Minerva, y a los nombres de 18 jaliscienses ilustres sobre sus muros de piedra recinto. Este conjunto fue nombrado inicialmente como Glorieta Guadalajara.

Fotos archivo proyecto de restauración Minerva
Cabe decir, que la escultura no fue bien recibida al principio, quizá una razón del repudio inicial puede haber sido el ver nuestro rostro reflejado en el suyo. Quizá también una razón de su posterior transformación en uno de los símbolos de cohesión mas importantes para la ciudad es precisamente, el vernos reconocidos en su rostro.
Hoy, 59 años después, este monumento resiente los achaques del paso del tiempo, de la contaminación y de un deficiente o nulo mantenimiento; se encuentra en un estado de conservación delicado. Hoy los actores son otros y escriben otra historia, que comienza hace aproximadamente tres años (2014), cuando personal de la oficina de mantenimiento urbano del ayuntamiento se percató de las grietas mas evidentes en la base de la escultura y contactó a la restauradora Karla Jáuregui para que hiciera una revisión de la efigie. Esta exploración consistió en visitas de inspección, observaciones llevadas a cabo por un grupo de especialistas convocados por la restauradora, así como la entrega de un documento de dictamen que, en el mejor de los casos, fue archivado tras su entrega a las autoridades de la anterior administración. Situación que afortunadamente se logró sobrepasar en el año 2016, cuando Karla Jáuregui presenta nuevamente el dictamen de los deterioros a las autoridades que tomaron el cargo en la presente administración y ante la gravedad del estado en el que se encontraba la escultura, estas deciden que el proyecto de restauración inicie.
La primera etapa del proyecto de restauración dio inicio en julio del 2016 y consistió en generar un diagnóstico sustentado por una serie de estudios científicos para conocer exactamente los materiales constitutivos, aleaciones, técnicas de factura y estado de conservación de la escultura.
La metodología de estudio para llevar a cabo el diagnóstico de “La Minerva” consistió en la identificación y reconocimiento de las características generales y particulares del monumento mediante: la búsqueda de información en fuentes bibliográficas, observación directa del monumento, registro y levantamiento de las características formales, arquitectónicas y de deterioro del monumento; recolección de datos en campo mediante la realización de análisis para la identificación de las características macro y microscópicas de la escultura con escaneo 3D con luz blanca y láser, análisis con boroscopio, medición de espesores por ultrasonido industrial, estudio tridimensional de soldaduras mediante ultrasonido, detección de discontinuidades mediante la aplicación de líquidos penetrantes y estudio con acelerógrafo para medición de impacto de vibraciones. Asimismo, en la escultura se realizaron calas de limpieza y muestreo para análisis de estratigrafía, microquímica, metalografía, microscopía óptica de barrido y espectroscopia de energía dispersiva de rayos X (MEB-EDS), y en la base del monumento se realizaron calas estratigráficas y toma de muestras para análisis para identificación de sales y productos de deterioro mediante Espectrometría infrarroja (FTIR).

Fotos archivo proyecto de restauración Minerva

Fotos archivo proyecto de restauración Minerva
Las actividades de esta etapa fueron desarrolladas por un equipo multidisciplinar de expertos en su materia: restauradoras, químicos, ingenieros, arquitectos, técnicos en fundición y además se convocaron a los descendientes del arquitecto, del escultor y del fundidor para tomar las decisiones técnicas del proyecto.
Una vez realizados los estudios y la observación en campo, se realizaron sesiones de trabajo internas del equipo y se llegó a las siguientes conclusiones sobre el estado de conservación del monumento:
En lo que respecta a la basa y el pedestal de piedra, el principal deterioro que se presenta se debe al contacto con el agua de la fuente, ya que para evitar que esta genere algas, se utilizan sales y cloro, sustancias que se fueron acumulando en su superficie y con el tiempo desarrollaron ese aspecto blancuzco que ahora vemos (eflorescencias salinas), además de grietas, humedades y degradación de sillares (exfoliación). Esto además de que se aplicó impermeabilizante sobre la superficie de la piedra, procedimiento nada recomendable que también contribuyó a su deterioro.

Fotografía: Alberto Gómez Barbosa

Fotos archivo proyecto de restauración Minerva
La escultura es el elemento del conjunto con un mayor grado de deterioro, ya que su estabilidad se encuentra comprometida y en riesgo de colapsarse debido a una serie de condiciones. Los factores de alteración se derivan a partir de los materiales y técnicas constitutivas de la escultura, hasta las circunstancias contextuales a la que el monumento está expuesto. Los materiales usados para la construcción de “La Minerva” y sobre todo, la forma en que la instalaron, son factores que representan en el presente el principal reto a resolver, dado que la efigie está hecha a partir de la unión de una serie de placas de aleación de bronce, colocadas en conjunto y armadas sobre la base de piedra mediante un anillos de acero con un vaciado de concreto, a manera de estructura interior, y que abarca desde la zona de los pies hasta la altura de las rodillas. Esta idea, que en principio se tomó para estabilizar a la escultura, es precisamente lo que hoy representa la mayor amenaza a su estabilidad, pues el anillo de acero y el concreto utilizados han perdido su capacidad mecánica, el metal se encuentra completamente corroído y como parte de su proceso de corrosión ha aumentado su volumen, fracturando al metal de la escultura como consecuencia. En esa zona se observan grietas de 2 cm de apertura y 1 m de longitud. Incluso tiene un orificio provocado por una bala en el escudo. Otro factor que agrava la condición de la escultura es la manufactura de las soldaduras entre las placas, ya que algunas de ellas no llegaron a la profundidad necesaria para darle cohesión a la escultura completa. Esto, con el paso del tiempo y el incremento de la vibración producida por los vehículos automotores al nivel de la escultura y de forma subterránea por el túnel vehicular que pasa debajo del conjunto urbano, ha originado que en muchas de estas uniones también se produzcan grietas que debilitan la resistencia estructural de la efigie.

Fotografía: Alberto Gómez Barbosa

Fotografía: Alberto Gómez Barbosa
El siguiente paso en el proceso fue el diseño del proyecto ejecutivo. En el cual se interpretaron los datos recabados y se elaboró el documento con la propuesta metodológica de las acciones a realizar para solventar los retos detectados. Mismo que se entregó a la Dirección de Proyectos del Espacio Público, instancia que posteriormente decidió dar inicio a la intervención de La Minerva.
La estrategia general se sustenta en 2 niveles de acción: por un lado se propone la conservación y restauración del monumento, la cual en términos generales, consiste en recuperar la integridad e imagen del conjunto mediante limpieza, reintegración y consolidación de sus elementos; y por otro lado, se propone establecer acciones preventivas para evitar o disminuir riesgos de deterioro a futuro.
En octubre de 2016, luego de haberse concluido el diagnóstico exhaustivo del monumento como primera etapa del proyecto, comenzaron los trabajos de restauración para la Minerva. El primer frente de trabajo comenzó con la restauración de las letras de metal y el pedestal de piedra. Estos recibirán tratamientos especializados de restauración y se reincorporarán los elementos dañados o faltantes para recuperar su imagen inicial. A la par del pedestal y sus elementos, como parte más crítica del proyecto, se comenzará la restauración de la escultura la cual, debido a la detección de la fragilidad de su estado de conservación, fue inviable trasladarla a un taller externo, como se planteó inicialmente, por lo que se ha instalado un taller en el vaso de la fuente con la infraestructura necesaria para restaurarla en su sitio.
El tratamiento consistirá en demoler el relleno de concreto del interior de la escultura, así como una zona de la base de piedra, con el propósito de acceder al interior de la escultura para hacer trabajos de soldadura e insertar una estructura interna que ayude a soportar y distribuir su peso, para así brindarle la estabilidad requerida.

Fotografía: Alberto Gómez Barbosa

Fotos archivo proyecto de restauración Minerva
Además de estas acciones en el interior también se trabajará el exterior mediante la colocación de un sistema de andamiaje que permita “abrazar” a la escultura y sostenerla mientras dure la restauración. La cual consiste en realizar un proceso de resoldado de las fisuras y las soldaduras en mal estado, para finalizar con la remoción de las capas exteriores de suciedad y recubrimientos envejecidos, incluyendo una capa de impermeabilizante que en su momento se le aplicó al pensar que era una escultura de piedra. Con estas acciones se recobrará la estabilidad e imagen superficial de la escultura, ya que lo que ahora vemos es un aspecto modificado del estado inicial de la misma.
Hoy son otros actores y actrices quienes trabajan en recuperar el esplendor perdido de este símbolo de Guadalajara. Un símbolo que no debe de pasar desapercibido para sus habitantes, un símbolo que no debe de caer en el olvido otra vez, ya que lo que representa, más allá de su forma, son los valores de la ciudad, una ciudad que llegó a ser referente nacional en las artes, el urbanismo y la cultura. Representa una época de esplendor de Guadalajara, esplendor que, a la par que su guardiana ha perdido. Hoy está en marcha una restauración del elemento físico de nuestro símbolo, que nos presenta la oportunidad de reflexionar como sociedad, sobre la restauración de los valores que protege esta guardiana.
Se dice aqui que hay un paso subterraneo bajo la glorieta, es verdad por que no lo he visto
G. Marin
Genial restauración de la diosa Minerva, quedando muy bien. Aunque siempre es interesante saber acerca de la historia de esta diosa romana, por si alguien más quiere indagar sobre su mito https://mitosyrelatos.com/europa/mitologia-griega-romana/atenea-o-minerva Un saludo