Por: Arq. Jorge Tejeda «El Padrino»
Hoy, primero de octubre estamos celebrando el Día del Arquitecto; si bien es cierto, nosotros los arquitectos pregonamos tener el oficio más lindo del mundo, independientemente de que en el día a día batallemos con los pagos, con los clientes, con el mundo entero.
Es por eso que ese día no debería ser para sentirnos reconocidos, sino para tomarnos unos momentos de reflexión en torno a nuestra profesión, revisar en esencia los elementos de que consta esto, en qué consiste ser Arquitecto, si el arte debiera ser nuestro fin último, o si primero debe generarse un beneficio social, o si ambos; si es una profesión para volverse rico, si los arquitectos debemos construir o no, si los arquitectos debemos dar clases o no, etc.
En fin, ojalá sirva este día para una sola cosa: saber que apostamos nuestra vida al caballo correcto y que por encima de las otras profesiones, tenemos el enorme privilegio (y compromiso) de, por medio de la Arquitectura, hacer felices a las personas.