Por M. Arq. Alejandro Guerrero
En mis años como estudiante de Arquitectura, recuerdo haber asistido a la conferencia de un arquitecto local importante, cuya obra sigue siendo para mi y seguramente para muchos otros por demás interesante. Al final de su charla, recuerdo que algún asistente preguntó acerca del tema de la tradición en relación a la Arquitectura; un tema complejo según mi propio parecer. No recuerdo con toda exactitud su respuesta, pero si puedo afirmar que aquel arquitecto respondió que la aproximación al tema de la tradición se lograba a través de la utilización de los materiales locales. Debo confesar que su respuesta no logró convencerme del todo, aunque si detonó el inicio de una investigación personal que es parte fundamental de mi trabajo como arquitecto. Sin el afán de que esto sea entendido como una teoría de la arquitectura – no lo es y no pretende serlo – les comparto algunas reflexiones que me han ayudado a entender hasta cierto punto el tema de la tradición.

La imagen muestra la intervención realizada por el arquitecto británico David Chipperfield en la Neue Nationalgalerie de Mies van der Rohe en Berlín. En ella, se puede apreciar el entendimiento de Chipperfield sobre el “clasicismo” miesiano, al colocar bajo los nodos estructurales de la cubierta, una serie de troncos de madera que forman una Sala Hipóstila: una forma arquetípica y universal de la Arquitectura.
Heredero del termino intertextualidad, con el cual se hace referencia a la relación de semejanza en fondo y/o forma entre diferentes textos ó de copresencia entre ellos, hemos acuñado el término Intertectonicidad para denominar las relaciones de semejanza formal, estructural, material y de lenguaje entre edificios de la misma o de diferentes épocas. El análisis de las relaciones intertectónicas entre edificios evita la comparación meramente estilística, para concentrarse en el análisis formal-constructivo de las edificaciones. De tal manera se puede facilitar la observación de edificios temporalmente distantes, a la luz de una apreciación supra-histórica que revela semejanzas y diferencias entre edificaciones comparadas para su estudio. Para el análisis intertectónico, palabras como evocación, universalidad, tipología, dialógico, análogo y memoria son fundamentales para el desarrollo de una base critica desde la cual producir u obtener conocimiento. El valor de lo diferente, el sentido de la innovación se mide en relación a la capacidad de un objeto arquitectónico para transformar un precedente o varios; y es en esa misma transformación donde reside el interés para el análisis intertectónico.
Esta postura, en la cual se alude a la universalidad mas que a una originalidad entendida como “bueno por diferente”, tiene su origen en un cierto sentimiento de hartazgo y agotamiento a partir de la observación de gran parte del panorama actual de la arquitectura, en el cual hay una celebración exacerbada de una supuesta originalidad a través de una experimentación puramente formal, la cual ha llevado a la arquitectura a centrarse en un discurso esteticista; casi cosmético. Creemos firmemente en la transformación – paso de una forma a otra – como método de análisis y producción de arquitecturas. Entendemos a los clásicos de todos los tiempos como inicios más que como finales. Son lugares desde los que podemos partir hacia nuevos hallazgos formales, espaciales, constructivos y materiales. Todo ello, para lograr producir una arquitectura que sea capaz de recordar pero sin nostalgia excesiva. Una arquitectura que puede ser tradicional y absolutamente contemporánea.
Para ahondar en el establecimiento de esa cierta base crítica, hemos realizado un manifiesto – siempre en proceso de renovación y cambio – con el cual podemos describir situaciones inherentes al tema de la tradición. 1.- Los clásicos no son el final de una investigación, sino el inicio de muchas otras. Son depósitos de conocimiento que puede ser reutilizado a través de un proceso de transformación que atiende a las particularidades de una nueva situación 2.- La originalidad más allá de “bueno por diferente”, se entiende como la capacidad de un objeto para modificar uno o varios precedentes; y es en esa transformación donde reside el interés de la obra. 3.- Teoría de los vasos comunicantes de la historia: El pasado determina nuestra apreciación del presente y el presente también es capaz de modificar nuestra percepción del pasado. 4.- Un buen homenaje es siempre una crítica al edificio homenajeado. No se trata solamente de recordar nostálgicamente, sino de proponer un recuerdo que sea capaz de poner en crisis al pasado para poder vislumbrar un futuro. 5.- Existen 2 tipos de preexistencias: espaciales y temporales. Las espaciales se refieren a lo físico que se encuentra en un lugar; las temporales – las que se refieren al tiempo – son las arquitecturas del pasado. La arquitectura ha de medirse con ambas. 6.- No hay belleza en lo falso. La claridad estructural y su manifestación son ya indicios de belleza. La falsa tectónica – estructural o material – son engaños que intentan reemplazar la belleza total de lo real con la belleza parcial de lo visual. 7.- La arquitectura se hace a partir de elementos, formas y sistemas estrictamente arquitectónicos. La arquitectura solo puede ser metáfora de la arquitectura misma. 8.- Las ideas arquitectónicas no se crean ni se destruyen, solo se transforman; son universales y por ende no hay propiedad intelectual de las formas ni de sus elementos. 9.- Citando a Antonio Miranda: la forma es la voz de la materia. Forma y material son conceptos inseparables ya que las cualidades físicas de los materiales posibilitan ciertas formalidades que les son inherentes. Obligar a un material a adquirir formas arbitrarias es una forma de mentir. 10.- Hablar de estilos es vulgar. La verdadera Arquitectura no distingue entre lo arcaico y la vanguardia. La verdadera Arquitectura no atiende a la exclusividad de los estilos. BONUS .11.- Existen dos tipos de formas: la forma monumental y la forma profunda. La forma monumental es la que recuerda algún ejemplo del pasado pero lo hace de manera arbitraria: su empleo puede llegar a ser caprichoso debido a que no nace de la necesidad. La forma profunda es aquella que trabaja y es pertinente según las características del problema particular a resolver.