Por M. Arq. Isamar Herrera
La vivienda, sin etiquetas económicas, debe ser un espacio dignificante que promueva la interacción ciudadana, contenedora también y responsable, donde niños, jóvenes, adultos y adultos mayores puedan desenvolverse con felicidad y empatía con su entorno inmediato. Sin embargo, hablar de vivienda social sin duda no es tema de interés para todos, pues hemos asumido a lo largo del tiempo que es un tema ya dominado por un segmento específico institucional, inmobiliario y constructivo.

Vivienda social mexicana. Autor. Sebastián Aldrete
Las prioridades urbanas actuales deben incluir el análisis del modelo actual, y con ello, generar un replanteamiento de las propuestas tanto a nivel legislativo -pues es de suma importancia incorporar una visión a medio y largo plazo que sea acorde a los planteamientos del Plan de Ordenamiento Territorial y Planes de Desarrollo Urbano- como a nivel técnico, ya que es menester gubernamental en alianza con los profesionistas el generar propuestas innovadoras, que contribuyan a la mejora del bienestar social y la calidad de vida y que promuevan la salud física y psicológica, a la viabilidad económica y con un manejo responsable y consciente del uso de recursos naturales.
Sin duda, no es una temática nueva, pero poca preocupación y mucho menos ocupación se ha tenido por parte de los profesionales sobre la situación, y claramente al no haber sido abordada a tiempo, nos topamos hoy con graves problemáticas de abandono, vandalismo e incluso repulsión hacia la vivienda social mexicana. Ante esto, el área de oportunidad nos propicia un escenario a ser de interés público para todos los agentes antes mencionados; es imprescindible la generación de espacios que propicien el trabajo multidisciplinar para el manifiesto de las líneas que encaminen el mejoramiento del sistema y de las propuestas urbano-arquitectónicas. Es destacable también el poder realizar un análisis mundial de lo que se viene haciendo con la vivienda social, pues este marco de referencia nos enriquece en el entendimiento social, así como las repercusiones económicas y ambientales antes, durante y después de cada propuesta en cada contexto y localidad específica.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía a febrero del 2016, se estima una demanda potencial de 416,247 derechohabientes con acceso a un crédito INFONAVIT, de la que aproximadamente el 70% pertenece a la Zona Metropolitana de Guadalajara; esto sugiere un área de oportunidad inmensamente potencial para arquitectos, desarrolladores y constructores, pero más que eso, una cifra que nos puede dejar helados si pensamos en los materiales, sistemas constructivos y tipologías de vivienda que actualmente se ejecutan.

Unidad de Habitación de Le Corbusier Autor. Isamar Herrera Piñuelas
Es menester como profesionistas implicados en el proceso de conceptualización, entender la problemática actual y el panorama estatal respecto a la vivienda social; es entonces cuando realmente el proceso de diseño podrá verse fuertemente impactado por decisiones transformadas en calidad de espacios habitables. Actualmente el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores cuenta con dos líneas sumamente claves para trabajar como desarrolladores: una, el Fondo de Estímulo a la Redensificación y Ubicación de la Vivienda y la Vivienda Sustentable.
Visto esto, queda más que claro que oportunidades para ser parte del proceso de generación de vivienda social sobran, solo hace falta voluntad y compromiso con el quehacer profesional.