Por: Arq. Ángela Siqueiros Falomir.
El ser humano es moldeado por un barro que se produce en el medio ambiente donde nace y habita. A su vez, la figura de barro se vuelve artífice de su entorno, pues en el proceso de la evolución ha desarrollado el poder de transformarlo, para bien y para mal de la propia especie.
La preocupación por claros deterioros en el medio ambiente a nivel mundial hizo que las Naciones Unidas designaran al 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente, en el intento de generar conciencia sobre la corresponsabilidad de todos para aliviarlo. Este 2017 se centra en conectar y reconocer la fuerte relación entre las personas y la naturaleza, así como la interdependencia entre ambas (ONU, 2017).
Existe un sinfín de pruebas científicas sobre las principales CAUSAS del deterioro del Medio Ambiente: los altos índices de dióxido de carbono, la deforestación de grandes masas arbóreas, la contaminación y gasto excesivo del agua, la explotación ilimitada de los recursos no renovables, la sobrepoblación, y sobre todos ellos LA NEGACIÓN de que es un problema de emergencia planetaria, hacen que celebrar este día mundial se haga aún más importante, más bien URGENTE.
Hace tres días el gobierno estadounidense se retiró del compromiso de 195 países de des-carbonizar los sistemas de energía al que se habían comprometido bajo el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C. “Las naciones se han unido para abordar al problema más serio al que se enfrenta la humanidad”, dijo Laurent Fabius, Presidente de la COP 21, la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático. Ese júbilo y logro sin precedentes de diciembre del 2015, hoy se vuelve una grave decepción y gran interrogante.
Las reacciones ante la salida de EUA, el segundo país más grande emisor de CO2 al planeta, no tardaron en llegar:
“Es un día triste para la comunidad global” (Unión Europea); “Profundamente decepcionados” (Canadá, Inglaterra); “Muy lamentable” (Alemania); “El mundo tiene que reaccionar” (Venezuela); “Es un grave error, el Acuerdo de París es necesario para el futuro del planeta. Hagamos a nuestro planeta grande otra vez” (Francia) (BBC, 2017); y México respondió ofreciendo mantener su compromiso de reducir en un 25% sus emisiones para detener las consecuencias del cambio climático, “pues es un hecho incontrovertible” (Milenio, 2017).
Las reacciones de la sociedad civil tampoco se hicieron esperar a través de las redes sociales rechazando la egoísta, traidora, auto-destructiva, posición de EUA; sin embargo al interior de cada uno pareciera congruente preguntarse:
¿Qué estoy haciendo yo para reducir las emisiones de CO2?
¿He bajado el uso individual del automóvil; he buscado movilidad alternativa o colectiva; he realizado cambios en mis hábitos o en las instalaciones que consumen gas; he reducido el consumo de energía eléctrica a nivel personal, doméstico y/o en las actividades de trabajo?
¿Qué acciones concretas estoy asumiendo para reducir el consumo excesivo del agua?
¿Qué productos elijo consumir para bajar las emisiones en los sistemas de producción y también para reducir los desechos de basura?
Como profesionales o estudiantes de la arquitectura, es imperativo cuestionar desde lo fundamental que es un diseño digno y humano, con conciencia y recursos de lugar, de bajo impacto al medio ambiente y además de bajo consumo energético, principios que han sido válidos desde los orígenes y que hoy en día vuelven a tomar vigencia y cobran mayor urgencia.
La pregunta individual y colectiva debe de ser permanente en todos los ámbitos de la vida.
Leonardo Boff, teólogo, filósofo e incansable ecologista brasileño, afirma repetidamente que no se puede confiar el destino del mundo a los representantes políticos que, en realidad no representan a sus pueblos sino a los capitales sobre esos pueblos; que se requiere que cada quien en su lugar, en su comunidad, en cada entidad, debe hacer algo para tomar un rumbo diferente, para cambiar, si no el mundo, sí este pedazo de mundo. Es a partir de la sociedad civil mundial, de los movimientos, instituciones, religiones y grupos organizados que se debe dar una nueva relación con la Tierra. Establecer un acuerdo Tierra-Humanidad para convivir ambos interdependientemente, con sinergia y espíritu de reciprocidad para garantizar el futuro (BOFF, 2009).
Fuentes:
BBC. (01 de junio de 2017). EE.UU sale del Acuerdo de Paris. Recuperado el 03 de junio de 2017, de http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40139263
BOFF, L. (27 de diciembre de 2009). El problema no es la Tierra, sino nuestra relación con ella. Recuperado el 04 de junio de 2017, de http://www.cubadebate.cu/noticias/2009/12/27/entrevista-leonardo-boff-copenhague-cambio-climatico/#.WS9tles1_IU
Milenio. (04 de junio de 2017). Ante salida de EU, México respalda el Acuerdo de París. Recuperado el 04 de junio de 2017, de http://www.milenio.com/politica/eua-cambio_climatico-mexico-acuerdo_de_paris-epn-sre-milenio_noticias_0_967103703.html
ONU, M. A. (2017). Día Mundial del Medio Ambiente 05 junio 2017. Recuperado el 05 de junio de 2017, de http://www.un.org/es/events/environmentday/
Felicidades Àngela, como siempre en la participaciòn de las problemàticas, sòlo un acto de consciencia de nuestra circunstancia como civilizaciòn, a partir de la consciencia global que deriva en la concepciòn holìstica a la que pertenecemos como especie, puede hacer ver que lo que està en juego es toda la historia de la humanidad, el planeta va a seguir los que vamos a desaparecer somos los humanos, como una plaga que el planeta se sacude de encima, el planeta es un ser viviente, portador de vida.